Vol. 2 Nro. 34 (2016) abril – junio págs.[81-95]

La promoción de salud y el papel del maestro en la prevención de adicciones

Health promotion and teacher´s role in the prevention of addiction

Vicente Enrique Hernández Reyes1
vicente.mtz@infomed.sld.cu

RESUMEN:

Cuba posee una profunda voluntad política para la realización de programas de promoción de salud. Se realizó una sistematización de los fundamentos teóricos que sustentan la formación inicial del maestro primario y el tratamiento que durante esta etapa se le da a la promoción de salud y la prevención de adicciones. Se identificaron un grupo de aspectos que requieren de un serio tratamiento en la labor a acometer en los centros cubanos de la Educación Primaria para que se implementen acciones de promoción y prevención de adicciones por el maestro primario.

Palabras clave: promoción, prevención, adicciones, maestro primario.

ABSTRACT:

Cuba has a strong will to develop programs of health promotion and drug abuse prevention. The author of the investigation carried out a research, about theoretical aspects of primary teacher formation and school promotional labor, in order to detect those aspects that have to be modified to increase the quality of promoting and preventive programs, mainly those directed to prevent addictions. Several aspects were identified as incorrect, so a serious work is required to improve the promoting labor carried out by the primary professor.

Keywords: promotion, prevention, addiction, primary teacher.

INTRODUCCIÓN

Las drogodependencias constituyen un grave problema para la humanidad, del que no escapa prácticamente ningún país y llega a afectar a millones de personas sin distinción de sexo, raza, cultura o latitud (González, 2014a).

Las repercusiones nocivas del abuso de las drogas van desde el ámbito personal y familiar hasta el social, con sus secuelas de deterioro de la salud, las relaciones interpersonales, el incremento de la marginalidad y la violencia, todo ello vinculado a delitos múltiples que son parte de la cotidianidad en muchos países del mundo (González y Donaire, 2012).

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estimó en el año 2011 que aproximadamente 250 millones de personas en todo el mundo consumieron algún tipo de droga (Alonso, López, Armendáriz y Guzmán, 2012).

El alcoholismo resulta la más trascendente y difundida de las drogodependencias y dicha categoría no es solamente conferida por la condición del alcohol como droga modelo, sino también por su carácter de droga portera, término que expresa su acción facilitadora del consumo de otras sustancias, incluyendo las ilegales (González, 2012).

En los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución (2012) se hace referencia en el lineamiento 159 a la necesidad de fortalecer las acciones de salud en la promoción y prevención para el mejoramiento del estilo de vida con participación intersectorial. Los lineamientos 143 y 146, para la educación, orientan dar continuidad al perfeccionamiento educativo y a la salud, así como actualizar los programas de formación e investigación de las universidades, todo ello en función de trabajar en sintonía con las verdaderas necesidades del desarrollo económico y social del país (PCC, 2012).

En este esfuerzo multisectorial el maestro primario es de vital importancia pues la escuela es uno de los principales agentes de socialización, junto con la familia y el grupo de iguales, y es en ella donde se continúa el proceso de socialización iniciado en la familia, bien reforzando las actitudes en ella generadas o bien modificándolas en aquellos casos en que sea preciso (González, 2014b).

El objetivo que se propone este trabajo se dirige a elaborar una revisión para sistematizar los fundamentos teóricos que sustentan la formación inicial del maestro primario como promotor de salud para la prevención del alcoholismo.

DESARROLLO

La formación inicial del profesional de la educación es un período fundamental en el que se desarrollan las bases de su desempeño profesional. En esta etapa el futuro educador adquiere las primeras experiencias especializadas en el aprendizaje de su rol como profesional competente, por lo que el autor coincide con los criterios de Parra (2012) en que esta es una etapa de gran importancia en la preparación de los maestros primarios.

En la investigación se asume como formación inicial la definición planteada por Chirino (2002), en la que se expresa la formación inicial del profesional de la educación, es entendida como el proceso de apropiación de conocimientos, habilidades, valores y métodos de trabajo pedagógico que prepara al estudiante para el ejercicio de las funciones profesionales pedagógicas y se expresa mediante el modo de actuación profesional que va desarrollando a lo largo de la carrera (Chirino, 2002, p. 1).

La carrera Licenciatura en Educación. Primaria, se sustenta en las exigencias del Modelo de la Escuela Primaria (Rico, et al, 2008), y tiene como misión principal del graduado la dirección del proceso educativo de los escolares primarios comprendidos en las edades de 6 a 12 años (MINED, 2010a).

El Modelo del Profesional de la Educación Primaria cubana se asume en la investigación como documento normativo fundamental que precisa todas las orientaciones que regulan la formación del profesional, definiendo objeto de trabajo, modo y esferas de actuación, campo de acción, problemas profesionales y las funciones del futuro profesional de la educación (MINED, 2010b). Su importancia radica en la expresión clara y orientadora de la aspiración de preparar al estudiante para dirigir el proceso educativo en la escuela primaria y en otras esferas de su actuación profesional.

Al tomarse en consideración la importancia de no perder de vista la diversidad de edades y las características psicológicas propias de los distintos grupos en los que se integran los alumnos (MINED, 2010b), se lleva a cabo la investigación atendiendo a las peculiaridades de la Educación Primaria y al nivel de desarrollo de sus escolares, de ahí la necesidad de abordar, en la formación inicial del futuro maestro, la promoción de salud y su significado personal, social y cultural, desde las edades más tempranas.

Las consideraciones anteriores incluyen el sentido que se le otorga en la investigación a la formación inicial del maestro primario desde una perspectiva promotora y de prevención, lo cual es coincidente con la misión encaminada a trabajar en favor de propiciar el gradual desarrollo y la formación integral de la personalidad de los escolares de ese nivel educativo.

Siendo el objeto de la profesión de los maestros de la Educación Primaria el proceso educativo, la formación inicial debe de ejercer acciones de preparación efectivas en ese sentido, de ahí la intención del autor de preparar a los futuros educadores en la temática de la educación para la salud y ejercer influencias para que estos actúen como verdaderos promotores en esa dirección, ya sea desde el propio proceso educativo, como desde las diferentes acciones e influencias que se acometen desde la escuela (Calzado, 2004).

Un elemento que el autor considera significativo para la formación inicial, es el modelo que en sus profesores encuentran los futuros maestros, que deviene modelo didáctico de actuación y que es, en la profesión pedagógica, muy relevante, dado que el estudiante ha recibido y recibe durante casi toda su vida, la influencia directa del maestro. Es este modelo que refleja los principios de la educación cubana, el que junto a la atención diferenciada en el seno de la integración escolar, el carácter masivo y con equidad de la educación y la participación democrática de toda la sociedad en las tareas de la educación del pueblo, constituyen vías de orientación para el cumplimiento de todo cuanto hay que asumir en la esfera socioeducativa.

El proceso educativo requiere, para su cumplimiento desde los postulados científicos que lo fundamentan, de una articulación armónica de los componentes del currículo. Esta articulación propicia el vínculo de la investigación con la práctica profesional y la formación académica del futuro maestro (Parra, 2012).

La formación profesional, durante el proceso de formación inicial, ha de fundamentarse, a criterio del autor, en mayores niveles de independencia del estudiante, en incentivar la capacidad para actuar, descubrir, investigar, razonar, crear y tomar decisiones haciendo uso de conocimientos científicos.

Este trabajo defiende la trascendente necesidad de que el maestro primario alcance durante su formación inicial, la preparación para realizar promoción de salud, pues todo lo argumentado con anterioridad declara la posición del autor acerca de la importancia de esta etapa formativa.

Conforme a lo expresado, la formación inicial del maestro primario es una etapa imprescindible de su formación, de su futuro desempeño docente, de ahí la necesidad de aprovechar este momento para crear todas las condiciones para convertirlo en un futuro promotor educativo, en un promotor en el ámbito de la salud de sus futuros alumnos y de la comunidad para la cual trabaja.

Todo alumno pasa gran parte de su vida en la escuela, por lo que la misma constituye un espacio idóneo para promover saberes, transmitir experiencias y propiciar reflexiones, a la vez que desde ella se hace posible trabajar en función de lograr correctas actitudes y adecuados valores, parte esencial de la labor educativa con la cual se responsabiliza esta institución.

Sobre la base de estas particularidades, el autor asume que la escuela dispone de todas las condiciones para trabajar el tema de la salud, lo que requiere de una preparación adecuada de sus docentes, quienes pueden convertirse en importantes promotores de los temas vinculados a la salud de los seres humanos.

Bajo la dirección del proceso pedagógico por parte de la institución escolar, cada alumno adquiere conocimientos, habilidades, hábitos, destrezas y aprende normas de comportamiento, lo que le permite ir modificando y perfeccionando actitudes. Todo ello forma parte de un proceso complejo e integral que posibilita la apropiación de la cultura y de los medios para conocerla y enriquecerla.

Existen, pues, múltiples argumentos para fundamentar la importancia del trabajo de la escuela, en especial de la institución escolar primaria, en la prevención y la promoción de la salud, cuestión que hace muy necesario el vínculo de esta con la familia de los escolares y con las condiciones y entidades comunitarias existentes.

En la investigación el autor coincide con que la escuela constituye uno de los principales agentes de socialización, junto con la familia y el grupo de iguales, y es en ella donde se continúa el proceso de socialización iniciado en la familia, bien reforzando las actitudes en ella generadas o bien modificándola en aquellos casos en que sea preciso (Alonso, Freijo y Freijo, 1996).

En la investigación se toma en consideración el significado de los alumnos primarios en cuanto a su edad y proceso de maduración, muy propicio para la intervención del adulto, y en particular del docente bien preparado profesionalmente, a fin de ejercer influencias adecuadas que favorezcan los aprendizajes y los cambios que los ayuden a enfrentar momentos de crisis que los exponen a muy diversos riesgos relacionados con la salud (et al, 2014).

Por otra parte, la obligatoriedad que supone la escolarización incluye el paso de toda persona por la institución escolar, en los momentos más propicios e importantes para ejercer el trabajo instructivo y educativo que favorece el desarrollo de la personalidad de los escolares. De ahí el interés del autor de abordar la prevención y promoción de salud desde la escuela primaria, sobre la base de la preparación de los futuros docentes que han de llevar a cabo este tipo de labor educativa.

En 1977 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la prevención como cualquier acción que tienda a mejorar la calidad de vida, a reformar instituciones sociales y ayudar a la comunidad a tolerar una mayor diversidad de formas de vida. Esta definición fue rediseñada en 1999, logrando que fuera más abarcadora, considerándose que: “la prevención es una práctica permanente de educación, respeto, estímulo y normas que conducen a definir un estilo de vida, basado en la libertad y el crecimiento personal” (OMS, 1999.p. 14).

El autor concuerda y asume en su investigación la definición anterior, donde se considera el significado de las influencias educativas y se promueven actitudes humanas basadas en la emocionalidad y la ética, lo cual encuentra las máximas posibilidades de tratamiento, precisamente, en el vínculo ya fundamentado de la escuela, la familia y la comunidad.

A escala internacional existe la polémica en cuanto a si las acciones preventivas contienen a las de promoción, o si por el contrario, estas contienen a las primeras (Toledo, 2007).

La posición que se asume en la tesis es que: el nivel primario de prevención tiene como objetivo evitar el surgimiento y consolidación de factores de riesgo o patrones de conducta inadecuados. A este tipo de prevención tributa la promoción de salud, tanto con sus acciones generales como con las que se dirigen a evitar la aparición de los factores de riesgo. (Bonita, Beaglehole y Kijillstrom, 2008, p. 133).

Ambos tipos de acciones se dirigen a la prevención y coinciden en algunas estrategias, entre las que se encuentran las implementadas en el sector educativo, punto de vista que se defiende en esta investigación. Es necesario fortalecer todos los factores que compitan con la posibilidad de enfermar pero además involucrar a otros sectores como la familia y la comunidad, para elaborar estrategias que generen salud.

El autor asume como promoción de salud “aquellas acciones de los sistemas de salud, las instituciones locales y de los promotores de salud, para lograr la participación consciente y activa de la población en el cuidado y la optimización de su bienestar” (Álvarez, 2001, p. 239).

En la investigación el autor asume que la promoción de salud se desarrolla en un proceso cuyo objetivo es fortalecer las habilidades y capacidades de las personas, para así emprender una acción y la capacidad de los grupos o las comunidades para actuar colectivamente, con el fin de ejercer control sobre los factores que influyen en la salud y de ese modo mejorarla (OMS, 2005a).

Es así como la promoción de salud no se ocupa solamente de promover el desarrollo de habilidades personales y la capacidad de las personas para influir sobre los factores que determinan la salud, sino también incluye la intervención sobre el entorno para reforzar tanto aquellos factores que sostienen estilos de vida saludables como para modificar aquellos otros que impiden ponerlos en práctica, de manera que las opciones más saludables sean las más fáciles de elegir. La promoción de la salud implica trabajar con la gente y no sobre la gente.

En la investigación el autor asume que un maestro promotor de salud ha de ser capaz de motivar y promover la participación y la reflexión grupal de sus alumnos, ajustarse a su papel de moderador, evitando ser excesivamente expositivo a fin de sacar provecho a los comentarios que permitan analizar y profundizar en conceptos y contenidos importantes, sin que tenga lugar un intercambio formal de preguntas y respuestas.

Se defiende el hecho de fundamentar el trabajo que se realiza con los alumnos sobre la base de identificar los factores que influyen en el estado físico y psíquico de los escolares, orientarlos al respecto y logrando reducir al mínimo, de forma individual y colectiva, las influencias negativas que puedan tener lugar en contra de la salud. De esta manera el maestro, tanto por el valor de ser ejemplo, como por los conocimientos y preparación profesional que demuestre poseer, puede convertirse en un efectivo promotor de salud (Esparza, 2004).

Toda esta labor dirigida a la promoción de salud requiere ser planificada, por lo que se hace necesario poner a disposición de ese proceso los recursos más modernos de la ciencia contemporánea, en particular de los recursos psicopedagógicos necesarios para emprender una labor de calidad en las aulas.

Félix Varela y Morales y el propio José de la Luz y Caballero, fueron los pioneros del pensamiento psicopedagógico en Cuba, destacando la importancia de tomar en consideración, en el proceso educativo, las particularidades psicológicas de las diferentes edades de los alumnos, así como las diferencias individuales y a la psicología misma que resulta ser propia de los cubanos. No obstante, se considera que fue Alfredo Miguel Aguayo quien por primera vez enseñó, sobre bases científicas, la psicología pedagógica en Cuba (López, 2000).

El autor considera que esta disciplina es imprescindible para respaldar teóricamente la labor científica que se acomete en el campo de la promoción de salud por el maestro primario, ya que en ella se sustentan las acciones que el mismo realiza.

Para Vigotski, la actividad mental es la característica fundamental que distingue de manera exclusiva al hombre como ser humano. Esa actividad es el resultado de un aprendizaje socio-cultural que implica la internalización de elementos culturales, entre los cuales ocupan un lugar central signos o símbolos como el lenguaje, la escritura y en general todo tipo de señales que tienen algún significado definido socialmente.

Según esta posición el desarrollo del pensamiento es, básicamente, un proceso socio-genético, donde las funciones mentales tienen su origen en la vida social, a partir de procesos biológicos simples que el individuo posee al nacer, tales como la capacidad de percibir, de prestar atención y de responder ante diferentes estímulos externos (Vigotski, 1979).

En la investigación el autor asume que para realizar promoción, el maestro tiene que dominar los recursos que desde la teoría ofrece el enfoque histórico cultural de Vigotski, donde resulta esencial que ocurran cambios desde las conductas nocivas hacia posiciones y comportamientos de salud, tomando en cuenta las potencialidades humanas y las ayudas necesarias para lograr esas importantes modificaciones cualitativas que se pretenden alcanzar.

Al adquirir nuevos saberes, se incorporan al desarrollo de la personalidad del sujeto cognoscente elementos importantes que constituyen nuevas necesidades, valores como la responsabilidad y una concepción del mundo capaz de lograr una verdadera representación de la realidad, desde un conocimiento valorativo en función del bienestar (Alonso, 2014).

Se fundamenta pues, el sentido de propiciar toda labor que favorezca el desarrollo personal, tomando en cuenta la “zona de desarrollo próximo”, a favor de potenciar el desarrollo cognitivo. Este concepto, que se define sobre la base del conocimiento disponible y el conocimiento potencial que puede alcanzarse mediante la ayuda del docente u otra persona más capacitada, resulta de sumo interés para los empeños del autor en cuanto a dotar al maestro primario de herramientas hacia la promoción de salud para la prevención del alcoholismo.

El maestro primario puede desarrollar acciones en esa dirección de trabajo, debido a las potencialidades que poseen los programas que imparten directamente en la docencia y mediante la utilización de otros espacios de influencia educativa, propiciando además de promover la salud en la escuela, contribuir a la preparación en esa dirección del resto del colectivo pedagógico. Estas reflexiones se deben tener presentes desde la formación inicial del profesional de la educación primaria, a fin de garantizar una adecuada preparación del futuro profesional de la educación, desde el mismo primer año de la carrera.

El autor asume en su investigación que lo expresado con anterioridad es parte del trabajo esencial que ha de desarrollarse en la escuela, por lo que para ello han de aprovecharse todas las potencialidades que ofrece el proceso docente y, particularmente, el cumplimiento de los objetivos formativos contenidos en el encargo social de las instituciones educacionales (Carvajal y Torres, 2006).

En la investigación se defiende que la promoción de la salud es un proceso que tiene una marcada orientación moral y va unido a la formación de valores. En este proceso se destaca la posición activa, reflexiva y creativa que ha de asumir el alumno, dirigido por el maestro, por lo que el aprendizaje que de este proceso se deriva conduce a la modificación o adquisición de nuevas conductas relacionadas no sólo con la conservación de la salud individual, sino con la potenciación de cambios positivos en la calidad de vida de la comunidad.

El autor acepta el criterio de que para realizar promoción, se deben ejecutar acciones dirigidas a fortalecer las habilidades para la vida como son el desarrollo de la seguridad en sí mismo, la autoaceptación, la creación de expectativas ajustadas a las capacidades, la toma de decisiones y la autonomía (José, 2012).

Todo lo anterior requiere también influir en las condiciones sociales y en los entornos físicos que repercuten sobre la salud (Margain, Castro y Llanes, 2010).

Por otra parte, el proceso educativo está integrado por diversos tipos de actividades, todas las cuales han de ser, al mismo tiempo, instructivas, desarrolladoras y formativas. Tal es así que la unidad entre la instrucción, la educación y la enseñanza deviene en un principio fundamental de la pedagogía, e implica garantizar un proceso verdaderamente integral.

Se requiere, pues, que el alumno aprenda desde sus experiencias, vivencias y modelos cognitivos, reorganizándolos y modificándolos ante las nuevas informaciones o experiencias que se dan mediante el proceso educativo.

De lo anterior se deduce que el trabajo de promoción es marcadamente intencional y planificado, carente de improvisación, por lo que requiere de una adecuada programación y preparación para obtener los resultados esperados. En tal sentido se hace necesario delimitar las acciones a acometer antes de que las personas se vean sometidas a su cumplimiento, a fin de evitar riesgos de naturaleza psicosocial. Es así como la promoción ha de hacerse desde el marco de acciones que cumplan con ciertos requisitos fundamentales, tales como que los objetivos que se proyecten tributen al desarrollo humano con gestiones intersectoriales; la salud ha de ser vista desde el concepto de la integralidad; el accionar que se implemente debe de producirse en un amplio ámbito para la participación social y ha de estar presente, como requisito importante, la colaboración de padres y maestros (Páramo, 2011).

Vale destacar, en lo que a promoción se refiere, que en la medida en que los padres se involucren más en este tipo de actividades, mejor les irá a los alumnos. al mostrar en forma práctica el interés por la educación, los padres mandan un mensaje concreto a sus hijos de que la escuela es algo serio e importante, la gente joven tiene más probabilidad de crecer sana cuando sus padres se involucran en su educación (González, 2013).

Es importante destacar que a la escuela, como parte de la comunidad, también llegan reflejos de expresiones negativas de diferentes conductas sociales. Un ejemplo de ello se relaciona con las conductas vinculadas con la adicción al alcohol. Se ha constatado que el consumo de bebidas alcohólicas se inicia y es detectado en edades cada vez más tempranas (OMS, 2005b), de ahí el interés del autor de ejercer acciones de promoción de la salud desde la escuela primaria.

Resulta de vital significación que los maestros se preparen para lograr que los alumnos reciban de forma integrada, a través del proceso educativo, los instrumentos que incidan en la formación de su personalidad, con acciones especiales dirigidas a la promoción de salud para la prevención del alcoholismo en sentido particular.

El alcohol es la única droga legal y no médica capaz de afectar la conciencia y la personalidad, así como provocar las funestas consecuencias interpersonales y sociales asociadas a las drogas más nocivas conocidas hasta el presente, incluyendo la cocaína y la heroína (González, 2008a).

El uso indebido de alcohol constituye el principal riesgo para la salud entre los veintisiete monitoreados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hecho destacado en los países de baja natalidad y mortalidad (OMS, 2005b).

El autor considera en la investigación que es una paradoja, socialmente costosa, preocuparse sólo por la prevención en el campo de las sustancias ilegales y promocionar comercialmente el consumo de las legales donde se incluye el alcohol.

En correspondencia con lo anterior el autor coincide en que se debe reconocer que la prevención del consumo de las drogas ilegales debe comenzar con la prevención del consumo de las sustancias legales. Promover actitudes de rechazo a la embriaguez se erige como un factor de primerísimo rango (González, 2008b).

Las confirmaciones empíricas demuestran una significativa reducción de las edades de inicio en el consumo de alcohol (De Vicenzi y Bareilles, 2011).Esto ha promovido el trabajo con población infantil entre los seis y los 14 años de edad, lo cual posibilita, a criterio del autor, modificar factores que se presentan con mayor intensidad si se espera a la adolescencia para actuar (Arnau, 2001).

En Matanzas las estadísticas coinciden con la disminución de la edad a que se inicia el consumo de alcohol, reportada en otros medios. Esto ratifica la importancia concedida en la investigación a la labor promotora del maestro primario para la prevención del alcoholismo, en esta etapa crucial del desarrollo de la personalidad de los alumnos. De ahí la necesidad de que se prepare, desde su formación inicial, al maestro primario para ejercer con calidad este tipo de acciones durante toda su vida profesional.

La formación inicial del maestro primario como promotor de salud para la prevención del alcoholismo, se define por el autor, como el conjunto integrado de conocimientos, habilidades, capacidades y convicciones que se aprecian en el proceso formativo del maestro primario como promotor de salud para la prevención del alcoholismo, en los diferentes contextos de actuación, lo que se revela en el saber, saber aprender, saber hacer, el saber ser y saber actuar de forma activa, reflexiva y valorativa.

CONCLUSIONES

En la revisión realizada se pone de manifiesto la importancia de la formación inicial del maestro primario como promotor de salud.

Existen aspectos que requieren de tratamiento en la labor a acometer en los centros cubanos de la Educación Primaria.

La prevención de adicciones, concebida por los maestros primarios en formación no es suficientemente integral.

Se hace necesario diseñar estrategias que contribuyan a perfeccionar la formación inicial del maestro primario como promotor de salud para la prevención del alcoholismo.

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