Vol.2 Nro. 50 (2020) abril - junio págs.[32 - 48] http://atenas.mes.edu.cu

La formación como proceso de concienciación: Lectura antropológico pedagógica a la obra de Paulo Freire1

Self-formation as an awareness-raising process: Pedagogical anthropological reading of Paulo Freire's work

 

Ensayo

David Montoya Soto2
juanliceo@hotmail.com

Diego Alejandro Muñoz Gaviria3
diegomudante@gmail.com

 


RESUMEN:

En la propuesta epistemológica y filosófica de comprender la pedagogía como campo disciplinar y profesional, el núcleo central de su quehacer es la educación y la formación. Será el objetivo de este trabajo reconstruir la propuesta formativa de Paulo Freire, entendida como proceso de concienciación, fundamentado en la liberación, la esperanza y la autonomía. Es pertinente en este sentido, recordar que desde las teorías de la formación en el campo disciplinar y profesional de la pedagogía, la idea de formación se refiere a la constitución de sujetos, a las configuraciones del sí mismo, estableciendo con ello una sutil diferencia con la educación, en cuanto esta última es incitación o influencia externa, que puede devenir en la formación como acción de auto configuración del sujeto (Muñoz, 2018).

ABSTRACT:

In the epistemological and philosophical proposal to understand pedagogy as a disciplinary and professional field, the central nucleus of its work is education and Self-formation. The objective of this work will be to reconstruct Paulo Freire's formative proposal, understood as a process of awareness-raising, based on liberation, hope and autonomy. It is pertinent in this sense to remember that from the theories of formation in the disciplinary and professional field of pedagogy, the idea of self-formation refers to the constitution of subjects, to the configurations of the self, thus establishing a subtle difference with education, inasmuch as the latter is incitement or external influence, which can become in self-formation as an action of self-configuration of the subject (Muñoz, 2018).

Palabras clave:Formación, emancipación, pedagogía crítica, autonomía, concienciación.

Keywords: Self-formation, emancipation, critical pedagogy, autonomy, awareness-raising.

INTRODUCCIÓN

A modo de introducción: la concepción de formación en Freire
La formación entendida como proceso de toma de consciencia, es un tipo de formación, que siguiendo a teóricos de la pedagogía como (Benner, 1998) puede enunciarse como una teoría no afirmativa de la formación. Para Benner este tipo de posturas sobre la formación consiste en la recuperación de la dinámica de apertura constante del ser humano, y de la formación como la construcción desde esta apertura de un itinerario o caminar existencial en el sujeto, no en un dogma o estandarización de lo humano (Muñoz, 2016).
La formación no afirmativa dista de la formación afirmativa, en tanto centra el proceso de darse forma en la consciencia que el sujeto configura en su tomar distancia de los parámetros dados por la sociedad y la cultura. En palabras del alemán Theodor Adorno:
A la pregunta acerca de si "vivimos hoy ya en una época ilustrada" Kant contestó, en el opúsculo del que he partido, lo siguiente: "No, pero sí en una época de ilustración". Con ello determinaba, del modo más consecuente, la emancipación no como una categoría estática, sino, dinámica, como algo en formación y no como algo que ya es (Adorno, 1998, p.124).
En este sentido, para Freire la formación como proceso de concienciación es no afirmativa, centra su interés emancipatorio en la colocación del sujeto como ser pensante y consciente (Muñoz, 2018). Estas ideas del autor, establecen cierta proximidad con pensadores tan debatidos en el ámbito de la filosofía como Hussel, Dilthey, Marx, Hegel, Kant, Heidegger, entre otros (Runge, Garcés y Muñoz, 2015).
Para esta filosofía, la consciencia se asume como un darse cuenta, pero a diferencia de Freire, no hacen énfasis en el proceso de configuración de la consciencia, de allí que no desarrollen la consciencia como concienciación. Puede afirmarse que el aporte de Freire a esta filosofía radica en su idea de concienciación como proceso de configuración de la consciencia, por ello, no como una consciencia estática, donada o realizada plenamente. Para el caso de la pedagogía esta idea del proceso de concienciación permitirá centrar la propuesta formativa del autor en esta consideración antropológica y filosófica (Runge y Muñoz, 2016).
La palabra concienciación se encuentra implícitamente en el libro de 1967: Educação como prática da liberdade, donde se puede ver un Freire motivado en la búsqueda por una respuesta a los procesos dictatoriales por los cuales está pasando el pueblo brasileño producto del golpe de estado apoyado por los Estados Unidos contra el presidente João Goulart (1964) y que llevara a Freire a salir de su país como exiliado, acusado de ser un peligro para el gobierno naciente. Es necesario tener en cuenta que esta obra no aparece de manera azarosa como respuesta de Freire, sino que es el producto más sustancial que emerge de escritos anteriores como: Educação e atualidade brasileira, 1959 (Tesis de concurso público para la cátedra de Historia y Filosofía de la Educación de Bellas Artes de Pernambuco) A propósito de uma administração, 1961 y Alfabetização e conscientização, en su penúltimo capítulo Educación y concienciación (de Educação como prática da liberdade) se presenta el concepto de “concienciación”; es pertinente destacar que Freire no deja este concepto tan solo en la última obra citada, también lo desarrolla con una actitud reiterativa en sus posteriores obras como se puede observar en Pedagogia do oprimido, 1970.
La formación como proceso de concienciación ubica a Freire en las teorías no afirmativas de la formación. Lo no afirmativo en Freire es la posibilidad de reivindicar en cada sujeto concreto sus agencias formativas, siempre en relación y en contexto (Runge, 2016). A continuación, se procederá a tematizar las subcategorías pedagógicas de la categoría formación como proceso de concienciación, a saber: la formación y la libertad, la formación y la esperanza y la formación y la autonomía.
La formación y la libertad, es un eje transversal en el pensamiento del autor, pero tiene su base teórica y existencial en la primera fase de la obra, en ese Freire enunciado anteriormente, como antropológico.
La formación y la esperanza, se encuentra en la segunda fase del pensamiento de Freire. Donde el autor asume una lectura crítica mundial, y ve en la esperanza la posibilidad histórica de romper con los hechizos del entorno.
Por último, la formación y la autonomía, evidencia la postura formativa del último Freire, el maestro de la resistencia en la vida cotidiana, en contra de las colonizaciones que del mundo de la vida ejerce la máquina civilizatoria capitalista.

1. Formación y libertad

Con base en lo anterior, la propuesta de Freire crítica – humanista, coloca vital importancia en el tema pedagógico de la formación, dado su interés antropológico, filosófico y político. En la recuperación del sujeto como ser relacional, de apertura y de liberación. El común denominador de la propuesta antropológica, educativa y formativa en Freire, es la centralidad de la libertad; bien sea como ser de la liberación, como práctica educativa o como proceso de formación.
Esta centralidad, que es común con otros autores latinoamericanos como Enrique Dussel y sus ideas en torno a la filosofía de la liberación, Gustavo Gutiérrez y sus aportes a la teología de la liberación, Orlando Fals Borda y sus tesis en torno a la sociología de la liberación, Ignacio Martín Baró y sus posturas sobre una psicología de la liberación, entre otros. Permiten evidenciar la centralidad de la libertad en las propuestas y agencias del pensamiento crítico latinoamericano.
La base epistémica de esta idea de libertad, se centra en el rescate de una propuesta antropológico filosófica del ser humano como un ser destinado histórica y existencialmente a hacerse en permanente relación y apertura. La libertad se concibe desde este pensamiento como una práctica constante del sujeto, un quehacer permanente que evita caer políticamente en adaptaciones y desesperanzas. La libertad, se diferencia de las ideas del liberalismo en cuanto no se reconoce ésta en el plano meramente mercantil y utilitario. Se busca la libertad en el plano de la crítica humanista, de la lectura al ser humano como configuración histórica, cultural, educativa, política y social, que sólo hace posible la condición humana como un entramado de relaciones, como un ser social. La libertad es en la obra de Paulo Freire el llamado histórico de los seres humanos a ser más, es su responsabilidad biográfica con la transformación de sí y del mundo. Por lo anterior, la liberación se enuncia como el proceso constante, individual y colectivo, de búsqueda de la libertad:
El maestro revolucionario no enseña cómo emanciparse; trabaja con sus alumnos la realidad histórica por venir. El futuro no está asegurado; la idea de que el bien triunfa sobre el mal, más que dotar de esperanza a los que sufren, adormece las fuerzas políticas al posponer para un más allá inespecífico el momento en el que la lucha por un mundo distinto doble el arco de la dominación (Hincapié, 2019).
El aporte de Freire en este sentido del pensamiento crítico latinoamericano y sus ideas en torno a la libertad, se basa en comprender que la libertad como realidad antropológica humana, no necesariamente se asume o se toma consciencia de ella, de allí la pertinencia de la idea de formación humana en Freire como proceso de concienciación. La concienciación será la dinámica histórico – biográfica que permite en el ser humano un despertar de sus yugos, un desalojo de la idea opresora, para desde allí construir permanentes prácticas de la libertad. La concienciación se diferencia en el autor de la mera consciencia, en cuanto no ve ésta como una meta conseguible de manera plena, no ve la consciencia como una realización total o como la identidad ontológica de un sujeto, ve la consciencia como su búsqueda permanente, como el quehacer constante de los sujetos históricos concretos (Runge y Muñoz, 2012).
La formación y la autonomía, como proceso de concienciación, ubica la reflexión de la libertad en el campo existencial de la configuración de sujetos liberadores o en búsqueda de la libertad. En clave formativa, la libertad se hace experiencia, vivencia y encarnación de la libertad, no una práctica educativa o una idea de ser humano. La libertad en el campo formativo demanda sujetos concretos con encarnaciones de la libertad, con ruptura del miedo a ella y con la consciencia de los retos y responsabilidades que implica (Montoya & Muñoz, 2019).
Esta idea de la formación y la libertad, tiene relación también con el debate en torno a los tipos de consciencia. Recordemos que en Freire aparecen tres ideas en torno a los tipos de consciencia: la consciencia mágica, la consciencia intransitiva y la consciencia transitiva. La consciencia mágica, no permite la libertad en el sentido más político del término, pues reduce la capacidad del ser humano de dar cuenta de sí y de sus circunstancias y relaciones a mera especulación. Lo mágico imposibilita la libertad al negarle al sujeto el acceso a las formas desencantadoras de ver el mundo, lo reduce a un sueño o adormecimiento de sus realidades y situaciones. Para Freire (1970a) “La intransitividad produce una conciencia mágica. Las causas que se atribuyen a los desafíos escapan a la crítica y se tornan supersticiones” (p.79).
Esta consciencia intransitiva, genera en la subjetividad de los sujetos sensaciones opresoras como: la idea de no ser sujetos potentes sino objetos inertes; el agotamiento de las energías utópicas; la tiranía del presente y la reproducción de los hechizos del entorno. Reduce la consciencia a la reproducción de las estructuras. Desde esta consciencia, la práctica formativa del ser humano se reduce al alojamiento en el oprimido de las ideas conservaduristas e inmovilizantes del opresor. Por ello en Freire:
Un trabajo verdaderamente liberador es incompatible con esta práctica. A través de él, lo que se ha de hacer es proponer a los oprimidos los marbetes de los opresores, como problema, propiciando así su expulsión del “interior” de los oprimidos (Freire, 1970b, p. 110)
La educación domesticadora – bancaria opresora es la encargada de ejercer pedagógicamente este tipo de prácticas formativas. El ser humano es reducido a inmersión en las situaciones, a un ser reproductor de parámetros, que se hace muy pertinente a sociedades cerradas antidemocráticas, sus consciencias intransitivas y su educación domesticadora. En la reflexión del autor:
En su actuación política, las elites dominantes son eficientes en el uso de la concepción “bancaria” (en la cual la conquista es uno de los instrumentos) porque, en la medida en que se desarrollan una acción que estimula la pasividad, coincide con el estado de “inmersión” de la conciencia oprimida (Freire, 1970b, p.110).
Por último, la consciencia transitiva, propia de la formación y la libertad, reivindica el posicionamiento del sujeto como ser potente, que, desde sus existencias y relaciones concretas, se proyecta en lo humano como acción transformadora. Esta consciencia da sentido a la formación y la libertad, reconociendo la vocación histórica del ser humano, como ser llamado a ser más en relación, apertura y liberación. Al respecto expone Freire que: “Su quehacer, acción y reflexión, no puede darse sin la acción y la reflexión de los otros, si su compromiso es de la liberación” (Freire, 1970b, p.159).
La consciencia, que no es más que las expresiones transversales del proceso longitudinal de la concienciación, implica la libertad en el ser humano. El ser en proceso de formación es un ser en proceso de concienciación, que, en su existencia, tendrá que estar constantemente develando e intentando superar las relaciones de constricción y liberación. Por ello Freire afirma que:
Lo que pretende la acción cultural dialógica, cuyas características acabamos de analizar, no puede ser la desaparición de la dialecticidad permanencia-cambio (lo que sería imposible, puesto que dicha desaparición de la estructura social y, por ende, la desaparición de los hombres), sino superar las contradicciones antagónicas para que de ahí resulte la liberación de los hombres (Freire, 1970b, p. 233).
La consciencia transitiva es una consciencia dialéctica, que, sin negar las condiciones de posibilidad del sujeto, va más allá de sus reducciones y constricciones, posibilita pensar al ser humano como sujeto histórico. “Los hombres, por el contrario, dado que son conciencia de sí, y así conciencia del mundo, porque son un cuerpo consciente viven una relación dialéctica entre los condicionamientos y su libertad” (Freire, 1970b, p.116).
En síntesis, la formación y la libertad se hacen centrales en la propuesta formativa de Freire, en cuanto permiten política y pedagógicamente reivindicar al ser humano como hacedor de su existencia, como un ser activo en el mundo que deberá, en sus relaciones y contextos, configurar renovadas praxis transformadoras. Esta idea de formación humana tiene implicaciones en la forma en que se percibe la acción política y pedagógica, como una acción tendiente a romper con la desesperanza, de allí la pertinencia de preguntarse desde Freire por la relación existente entre formación y esperanza.

2. Formación y esperanza

De vital importancia para la lectura política, filosófica, antropológica y pedagógica en Freire es la consideración de la esperanza como base de la existencia humana. La esperanza es una lectura de la realidad histórica y biográfica siempre en perspectiva de posibilidad y acción. Para Freire la esperanza no es una espera, la esperanza es una praxis que compromete el sentido con la búsqueda de posibilidades. La esperanza es así, una forma de vida que ubica al ser humano siempre como ser potente.
La esperanza es connotación de un proceso histórico – social tendiente a la inserción del ser humano en el mundo, no a su simple adaptación. Así, la esperanza se hace sueño, motor de la historia, ampliación de los límites históricos y experienciales. La idea con el principio esperanza es recuperar la idea antropológica del ser humano como un constructor constante de historia.
Con la esperanza, los seres humanos se forman inventando las maneras de liberarse. Al percibirse como inconclusos la esperanza hace posible lo inédito viable, es una lectura del mundo que se compromete con su transformación. Lo inédito viable es algo aún no presente pero que implica un movimiento histórico hacia su realización. Aquí la idea es superar la situación límite, implica actos límites, la posibilidad de romper con las condiciones que hacen de la existencia humana una reducción mecánica.
Freire reconstruye antropológicamente las condiciones existenciales del hombre como ser esperanzador a partir de dos ejes fundamentales, el primero se refiere al inacabamiento del ser humano y la necesidad de estar haciéndose, dándole significado al fin de la educación como manifestación puramente humana encaminada a la esperanza de ir más allá de los límites, de allí nuevamente la relación antropológico pedagógica existente entre inacabamiento humano y educación. Para Freire:
En base a esta inconclusión nace el problema de la esperanza y la desesperanza. Podemos hacer de este el objeto de nuestra reflexión. Yo espero en la medida en que me inscribo en la búsqueda, ya que no sería posible buscar sin esperanza. Una educación sin esperanza no es educación. Quien no tiene esperanza en la educación de los campesinos, deberá buscar trabajo en otra parte (Freire, 1970a, p. 66).
Y en su texto Pedagogía del oprimido afirma que:
Así se encuentra la raíz de la educación misma, como manifestación exclusivamente humana. Vale decir, en la inconclusión de los hombres y en la conciencia que de ella tienen. De ahí que sea la educación un quehacer permanente. Permanente en razón de la inconclusión de los hombres y de devenir de la realidad (Freire, 1970b, p. 92).
El ser humano desde esta perspectiva no es conciencia instaurada, es conciencia en proceso, no se trata de una conciencia estática que se conquista y se queda permanentemente en ella, es más bien una especie de torbellino existencial que demanda al hombre a estar en constante búsqueda sobre sí. Esto es reiterativo en Freire ya que previene de generar prácticas hegemónicas donde aquel que posee la conciencia como algo estático pretende instaurar en el otro la conciencia dada. Este fenómeno en el ámbito de la educación fue denominado como “Educación Bancaria” que se antepone a la “práctica problematizadora”, donde Freire expone:
Mientras en la concepción “bancaria” —permítasenos la insistente repetición— el educador va “llenando” a los educandos de falso saber que son los contenidos impuestos, en la práctica problematizadora los educandos van desarrollando su poder de captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con él, se les presenta no ya como una realidad estática sino como una realidad en transformación, en proceso (Freire, 1970b, p. 61).
El ser humano está en constante construcción y despliegue de su conciencia en el mundo, es inacabado, insatisfecho y constante recreador de sus condiciones existenciales en la medida que se da forma con los otros, más no sobre los otros. Es por eso mismo que su llamado es a la esperanza, al considerar a los sujetos como proyectos, que se miran hacia el futuro con base en su existencia concreta, Freire lo cita así:
De ahí que el hombre se identifique con el movimiento permanente en que se encuentran inscritos los hombres, como seres que se saben inconclusos; movimiento que es histórico y que tiene su punto de partida, su sujeto y su objetivo (Freire, 1970b, p. 63).
Este movimiento permite desarrollar el concepto de “concienciación” como un permanente quehacer donde el hombre desde el referente de su realidad histórica, se proyecta junto al otro dialécticamente en su proceso de humanización.
Si los hombres son seres del quehacer esto se debe a que su hacer es acción y reflexión. Es praxis, es transformación del mundo. Y, por ello mismo, todo hacer del quehacer debe tener, necesariamente, una teoría que lo ilumine. El quehacer es teoría y práctica. Es reflexión y acción (Freire, 1970b, p. 157).
¿Qué significa quehacer? Cada día que amanece nos estamos haciendo, tenemos algo por terminar, algo por hacer, tenemos, a nuestro lado, sujetos a quienes enseñar y de quienes aprender a ser sujetos de emancipación, estar “siendo” junto a los otros, significa la superación de miedos y angustias.
¿Nos hacemos solos? Esta pregunta indica que también reflexionamos sobre quiénes somos en realidad. Somos acciones, somos reflexiones en medio de la sociedad o en medio de la soledad, somos sujetos que nos transformamos, que renovamos nuestros pensamientos cuando estamos en pro de estar inmersos en el mundo, haciendo de nuestros quehaceres, nuestra propia identidad.
Tener conciencia crítica de que es preciso ser el “propietario del trabajo” y que “este constituye una parte de la persona humana”, y que “la persona humana no puede ser vendida ni venderse” es dar un paso que va más allá de las soluciones paliativas y engañosas. Equivale a inscribirse en una acción de verdadera transformación de la realidad a fin de humanizar a los hombres humanizándola (Freire, 1970b, p. 239).
La esperanza en Freire en tanto proyecto, marca una dirección crítica en la política y la pedagogía que va más allá, como se ha expuesto, de las condiciones de existencia. Es una manera de pasar de las condiciones presentes, hacia las condiciones de posibilidad, a la apertura de otras formas de ser y estar en el mundo. También es claro en Freire, la esperanza en tanto acción es el inicio de la transformación de la realidad, no es la transformación en sí misma, es el llamado a ir más allá de las condiciones actuales, es el reto de abrir otras formas vitales.
A manera de conclusión, la relación antropológico pedagógica existente entre formación y esperanza permite fundamentar una concepción de la formación humana que tiende a romper con los contextos de desesperanza. Configurados en sociedades cerradas como las neoliberales, que en sus praxis de autoconservación niegan otras posibilidades de ser y estar en el mundo. La esperanza y sus implicaciones pedagógicas y políticas, hace de la propuesta formativa de Freire una praxis centrada en el optimismo crítico, en una praxis tendiente a desnaturalizar los conjuros ideológicos de la desesperanza y a proponer alternativas existenciales e históricas. Con base en estas ideas, teniendo en cuenta la relación formativa de la libertad y la esperanza, queda por ahondar en las reflexiones del maestro Freire sobre la relación formación – autonomía.

3. Formación y autonomía

La propuesta antropológica y pedagógica existente en la relación formación – autonomía, es una de las maneras en que Paulo Freire consigue identificar las implicaciones de la formación como proceso de concienciación. En este caso, la autonomía es entendida como búsqueda permanente en el sujeto de su autodeterminación, del gobierno de sí. Por ello, en Freire y desde su lectura antropológica el ser humano es, en tanto, ser de relaciones, apertura y liberación. La autonomía hace parte de la formación humana en cuanto compromete a éste con la conquista de su capacidad reflexiva y crítica de hacerse en la complejidad del intercambio con los otros, las otras y lo otro.
El sentido filosófico y pedagógico de la autonomía en Freire, reivindica al ser humano como ser que tiende a la conquista de su libertad, siempre en el escenario contingente de la apertura al mundo. En este sentido, la autonomía en Freire no se hace un ideal regulativo, es más un tipo de proceso existencial donde el sujeto se enfrenta con su propia existencia, siempre en relación y en contextos.
De esta apertura al mundo y sus posibilidades, la autonomía en el campo formativo permite defender la condición humana como una condición de posibilidad y de decisión. Es en este sentido, el ser humano un ser de la decisión. Que se encuentra permanentemente retado a enfrentar su subjetividad con base en las decisiones que asume en el entramado existencial de las relaciones, las situaciones y los contextos. La decisión será asumirse como vida actuante, como potencia que no puede cesar en la búsqueda de su configuración histórica. Ser autónomo es reconocerse como sujeto que decide, a partir de sus configuraciones como sujeto, de su colocación histórica. Como lo expone el maestro: “Ya que quien forma se forma y se re – forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado” (Freire, 2005, p. 12).
Es de anotar, como ya se ha venido argumentando, que esta autonomía implica consciencia del inacabamiento, por ende, nunca será autonomía plena o total, será siempre búsqueda, camino, trayecto.
En la relación formación – autonomía, el proceso de concienciación asume la convicción de que el cambio es posible. Para esta propuesta formativa el sujeto se asume como sujeto de cambio o transformación social y humana. En este sentido, el cambio se entiende como la modificación o alteración que los sujetos históricos realizan a sus existencias y realidades históricas; a través de una conciencia crítica y una curiosidad epistemológica. En tanto conciencia crítica, como ya se ha expuesto en este trabajo, el cambio se produce por la acción de sujetos que asumen el reto de problematizar sus existencias y contextos, siendo lo crítico la desnaturalización del estado de cosas existente y la propuesta de otros mundos posibles. El cambio en la perspectiva de la curiosidad epistemológica, ubica al sujeto en el reto gnoseológico, ético y político de abrir las fronteras de su pensar, abriendo con ello no sólo sus razonamientos sino también sus praxis.
Por lo anterior, la autonomía en clave formativa compromete al sujeto con la conciencia crítica y la curiosidad epistemológica, encarnándose en el sujeto. La autonomía en Freire sólo puede implicar, en sincronía con sus ideas antropológicas y políticas en torno a la libertad y la conciencia, la corporificación de las ideas, una suerte de testimonio existencial, que hace de la praxis una forma de vida. La autonomía vista así compromete las palabras con las prácticas, compromete al sujeto con sus ideas, hace de sus existencias una obra de arte, de allí su potencial ético y estético.
Estas ideas de autonomía, también se vinculan con las ideas antropológicas y filosóficas del autor en torno al ser humano como ser de relaciones. En este sentido, la autonomía sólo será posible en la interacción con las otras, los otros y lo otro. Esta idea de autonomía no es una idea solipsista o individualista, y mucho menos, una idea de autonomía que podría devenir en autoritarismo o sectarismo. Por ello, pedagógica y políticamente en Freire, la formación como concienciación permite asumir el reto de la construcción conjunta de la disciplina, en tanto armonía entre autoridad – heteronomía y libertad – autonomía. Así, el decir la propia palabra y comprometerse con ella hasta su encarnación, exige del sujeto en proceso de formación, es decir, de todos los seres humanos, una escucha responsable. Decir su palabra, implica en el sujeto histórico escuchar a las otras, los otros, lo otro y a sí mismo. Es importante como en el autor, la dialéctica del decir y el escuchar se hace central para evitar la caída sectaria de la autonomía en autoritarismo. Esta relación del decir y el escuchar consigue pedagógica y políticamente establecer unas relaciones humanas centradas en el reconocimiento y la formación.
Esta relación dialéctica entre el decir y el escuchar, puede tener como expresión más concreta en el campo pedagógico, la conocida frase de Freire: “no hay docencia sin discencia”, en cuanto el decir (docencia), siempre se ve implicada por el escuchar (discencia). Es de aclarar que, en el autor, el maestro(a) siempre será un estudiante, por ello en su rol se encarna antropológicamente el decir y el escuchar. A su vez el estudiante, en su rol escolar integra antropológicamente el decir y el escuchar. En Freire, el docente no transmite su conocimiento como dueño de las verdades absolutas. En términos del maestro:
La enseñanza es algo más, es propiciar al educando dar un paso de la ingenuidad a la criticidad. La cual permitirá al educando a desarrollase como seres éticos. Y es así como la formación se convierte en parte de la educación que se ofrece a los alumnos. El conocimiento es inacabado, por tal razón los educadores son eternos aprendices y siempre será aquel hombre que siempre estará en busca de nuevos conocimientos (Freire, 2005, p. 26).
En términos generales, teniendo presente las reflexiones antropológico - pedagógicas del maestro Freire sobre las relaciones formativas existentes entre libertad y esperanza, la relación formación autonomía, logra concretar la idea de la formación como proceso de concienciación en cuanto ubica en el sujeto su máxima expresión. La autonomía es el reto de encarnamiento en el sujeto de las formas de ser persona que permiten siempre en relación, apertura y libertad, establecer un sello propio en la base de un proceso de formación permanente. El sujeto se hace autónomo en un trayecto que le compromete continuamente con la consolidación de sí mismo, en sus donaciones a las otras, los otros y lo otro. De allí que, la formación como proceso de concienciación sólo pueda ser coherente con una antropología que reivindique lo humano en su triple implicación de relación, apertura y libertad, y con la idea pedagógica de entender la educación como práctica de la libertad (Muñoz, 2017).

CONCLUSIONES


La relación pedagógica, antropológica y filosófica existente en la obra de Paulo Freire en su comprensión de la formación como proceso de concienciación, implica un reconocimiento en el autor de la centralidad del tema de la formación en el campo disciplinar y profesional de la pedagogía. Lo anterior, queda claramente expresado en textos como pedagogía de la autonomía y a la sombra de un árbol, en los cuales el maestro Freire identifica la formación como asunto central de la praxis pedagógica.
Entender la formación como proceso de concienciación es optar por una perspectiva de la formación inscrita en las teorías no afirmativas de la formación, es decir, de aquellas posturas sobre la formación que reivindican la centralidad de la autoconstitución del sujeto a partir de sus interacciones e influjos educativos. Para esta orientación de la formación, el ser humano se hace tal, en un proceso constante de darse forma, lo cual coloca en el centro de la pregunta por la formación la defensa de la condición humana como praxis permanente.
En el caso específico del maestro Freire y sus ideas no afirmativas de la formación, los procesos de concienciación permitirán concretar su propuesta formativa. Con la concienciación, Paulo Freire establece las bases filosóficas, antropológicas y pedagógicas de su idea del ser humano como ser inmerso en la permanente tarea de tenerse que construir como sujeto. Con la concienciación, el ser humano se reconoce en la doble dimensión de abrirse al mundo y sus relaciones, en tanto búsqueda de la conciencia de sí en el mundo; pero también, la necesaria problematización de sí mismo, en tanto exige al ser humano una conciencia de su inacabamiento. Con estas dos implicaciones, la concienciación se distancia de las ideas fijas, estáticas, definitivas de la consciencia, para asumirla como un proceso constante, donde el sujeto nunca termina de hacerse, de reconocerse como un constante quehacer, de verse como una tarea.
Las anteriores ideas de la concienciación como proceso, implica en clave pedagógico – formativa, asumir al ser humano como un ser en permanente proceso de formación, como un ser que deviene humano en el compromiso radical de hacer de sí algo. Lo formativo en este sentido, deja de ser responsabilidad de algunos sujetos sobre otros, la típica idea del educador como formador del educando, para llegar a ser entendida como responsabilidad constante de los sujetos en relación, para este caso del educador – educando y el educando – educador.



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Datos del (los) autor (es)

1Este trabajo hace parte del proyecto de investigación titulado: “Narrar la excepción. Literatura de Auschwitz” financiado por la Universidad Católica de Oriente (2019) y de la tesis doctoral titulada: “La concepción de lo humano y su educación - formación en la obra de Paulo Freire: aportes para una antropología filosófica y pedagógica crítico-latinoamericana”, adscrita al Doctorado en Filosofía de la UPB – Medellín.

2Periodista y Comunicador Social. Estudiante de las Licenciaturas en Lenguas Extranjeras y Filosofía en la Universidad Católica de Oriente (UCO). Colombia. Coordinador del Semillero de Investigación en Pedagogía e Interculturalidad (SIPI). Orcid: https://orcid.org/0000-0002-9169-8736   

3Sociólogo, Especialista en contextualización psicosocial del crimen, Magister en psicología y candidato a doctor en Filosofía. Profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación, miembro del grupo de investigación: Servicio Educativo Rural (SER) y del Semillero de Investigación en Pedagogía e Interculturalidad (SIPI) de la Universidad Católica de Oriente (UCO). Colombia. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-0480-9723