Vol.2 Nro.38 (2017) abril–junio págs.[78-90] http://atenas.mes.edu.cu

La obra histórico-educativa de Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964)

Emilio's historical-educational work Roig of Leuchsenring (1889-1964)

Tipo de colaboración: Artículo de investigación

Yamilé Quintero Cabrera 1
yamile.quintero@umcc.cu
Luis Ernesto Martínez González 2
luise.martinez@umcc.cu

RESUMEN:

El tema de este artículo de investigación es la obra histórico-educativa de Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964). El objetivo es revelar su contribución a la educación cubana. La aplicación de diferentes métodos de investigación propios de la investigación educativa como el histórico-lógico, el inductivo-deductivo y el analítico-sintético, así como los de la investigación histórico-educativa, como el fichado bibliográfico, la crítica de las fuentes, entre otros, permitió obtener una caracterización de los aspectos más significativos de esta obra histórico- educativa, como resultado parcial de una investigación doctoral en curso.

ABSTRACT:

The topic of this investigation article is Emilio's historical-educational work Roig of Leuchsenring (1889-1964). The objective is revealing its contribution to the Cuban education. The application of different investigation methods characteristic of the educational investigation as the historical-logical one, the inductive-deductive one and the analytic-synthetic one, as well as those of the historical-educational investigation, as the one registered bibliographical, the critic of the sources, among other, allowed to obtain a characterization of the most significant aspects in this historical work - educational, as a result partial of a doctoral investigation in course.

Palabras clave: obra histórico-educativa; Emilio Roig de Leuchsenring; pensamiento educativo.

Keywords: it works historical-educational; Emilio Roig of Leuchsenring; educational thought.

INTRODUCCIÓN

Toda identidad nacional tiene un proyecto de desarrollo de la sociedad, cuya base es la educación de sus miembros. En la formación del ideal social en cada época histórica, intervienen ideas, acciones educativas y pedagógicas que son esenciales para lograrlo. En el caso cubano, estas ideas iniciales provienen de figuras fundacionales de la nación, que consideraron a la educación y la pedagogía la vía esencial para lograr el desarrollo de la sociedad.

Uno de los móviles en que se sustentan las actuales transformaciones de la sociedad cubana está en la imperiosa necesidad de buscar en las raíces históricas los fundamentos ético-pedagógicos que orientan el quehacer educativo del país. A lo largo de la rica historia del país, han surgido figuras que, por su confianza en el mejoramiento humano, su enfrentamiento a los dogmas, al privilegio, a la opresión y a todo lo que afecte al camino de la bondad, la solidaridad y el amor por la Patria, se han ganado un lugar cimero dentro de su pueblo y se han convertido en figuras representativas del pensamiento educativo cubano; cada quien con las armas que tuvo, pero todos sembrando ideas y valores que han contribuido a la formación de generaciones enteras.

El estudio e investigación del pensamiento educativo cubano se hace una condición necesaria en el desempeño profesional de maestros, profesores e investigadores, y de todas aquellas instituciones encargadas de formar a niños, adolescentes y jóvenes. Su importancia se centra en el hecho de que, para solucionar científicamente los problemas actuales de la educación, es preciso conocer cómo se desarrollaron la teoría y la práctica de la enseñanza y la educación en el pasado y, por ende, cuál es la esencia y vigencia de los idearios ético-pedagógicos que numerosas figuras legaron a la historia de la educación.

Entre esta última y la historia general existe un vínculo muy directo; las discusiones historiográficas contemporáneas han redefinido el objeto de estudio de la historia de la educación, ampliado su espectro temático y aportado nuevas fuentes que fortalecen su sustento teórico; especialmente de los procesos educativos que han tenido lugar en sociedades y etapas anteriores (Alarcón, 2014, pág. 13).

Para la autora, estos estudios revisten particular importancia durante el período de la república burguesa (1902-1958), si se tienen en cuenta las complejidades, contradicciones, y limitaciones ideológicas y filosóficas del pensamiento pedagógico de la época, pero que aportó lo mejor de sí al quehacer educativo, al marcar pautas en las concepciones teóricas y en el accionar práctico. A partir de esta realidad, podrá conformarse el panorama general de la educación en Cuba en el siglo XX.

En opinión de Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, uno de los momentos o facetas de la historia de aquella República que demandan hoy un ejercicio más acuciante de reinterpretación o revalorización es:

El papel de las grandes personalidades, el de las vanguardias políticas y culturales que fueron tan importantes y que borran por completo la imagen del proceso republicano como desierto de virtudes. En él aparecen precisamente los precursores y promotores del proceso revolucionario en su doble vertiente, quiero decir en su vertiente política y en su vertiente cultural (2001, pág. 2).

Se reconoce que la obra de Emilio Roig de Leuchsenring es conocida en sus líneas fundamentales por todos los que en Cuba sea como estudiantes, simples curiosos o profesionales, han estado alerta en lo que se refiere a la conciencia y afirmación de la nacionalidad que a través de la República intervenida desemboca en la Revolución Socialista (Le Riverend, 2016).

Existen escasas referencias sobre la contribución de su obra más allá de lo histórico. Al respecto expresó Julio Le Riverend:

La obra de Emilio Roig de Leuchsenring aumentaría mucho más espacio y un análisis más pormenorizado. Podría ser objeto de otras observaciones que requieren, como es lógico, tiempo y oportunidad. Bastaría revisar la bibliografía de Emilio Roig de Leuchsenring y, por ejemplo, examinar algunas de sus tesis políticas e historiográficas, para percatarse de que todo ello está esperando el trabajo de los nuevos investigadores (1967, pág. 203).

Este artículo forma parte de una tesis doctoral que persigue sistematizar la obra histórico educativa en Emilio Roig de Leuchsenring para determinar su contribución a la educación cubana y su significación actual como parte del pensamiento educativo nacional.

El objetivo del mismo es revelar la contribución de la obra histórico-educativa de Emilio Roig de Leuchsenring a la educación cubana.

DESARROLLO

El siglo XX nació en Cuba tras los ecos de la guerra hispano-cubana-norteamericana, que representó no sólo la llegada de los interventores a la Isla sino la elevación del emergente imperialismo de Estados Unidos a potencia mundial con la consecuente inauguración de un sistema de dominación neocolonial. La instauración de la república burguesa trajo modificaciones dentro de las ideas del pensamiento que se habían movido en el escenario finisecular cubano. El horizonte nacional sombrío ante las frustraciones del ideario independentista, entregó su dosis de pesimismo a la conciencia de la intelectualidad, mientras la elevación de la madurez de la clase obrera entra en el escenario político sobre el preámbulo de un temprano ideal socialista, que más tarde se materializó con la fundación del Partido Comunista de Cuba en 1925.

Las condiciones de Cuba como primera neocolonia yanqui a nivel mundial, la realidad socioeconómica y sus perspectivas, contribuyeron al desarrollo del pensamiento político en el país, sin considerarse ajena a las circunstancias universales del momento histórico. Entre las ideas más recurrentes estaban las del pensamiento teórico de la dominación colonial española, las de las fuerzas independentistas y las que de forma incipiente comenzaron a emerger de la clase obrera y el desarrollo de las ideas socialistas en la arena internacional.

Como parte de una tendencia más ligada a lo nacional y a las tradiciones culturales, patrióticas y progresistas, heredadas del pensamiento revolucionario e independentista del siglo XIX, un grupo de personalidades también abordaron los problemas generales de la educación en el país. Esta línea de pensamiento estuvo presente durante toda la república burguesa y dentro de sus figuras claves contó con Ramiro Guerra, Fernando Ortiz, Raúl Roa, Juan Marinello, Emilio Roig de Leuchsenring, entre otros. Importantes intelectuales que al mismo tiempo eran pedagogos, sociólogos, filósofos, historiadores y estudiosos de la cultura introdujeron reflexiones muy serias en torno a cómo contribuir desde las aulas a otorgarles un verdadero sentido a determinados valores, como ideales rectores de la sociedad.

La sociedad urbana, que no participó directamente en la guerra (a la que pertenecía, Emilio Roig de Leuchsenring), continuó viviendo en líneas generales, con las normas y los patrones tradicionales, por otro lado, la Revolución dio a la gente joven una oportunidad para intervenir en la decisión de los destinos del país y de su pueblo. Ello supone que, una vez hecha la paz, aun cuando la dirección política y administrativa cae en manos de los viejos, veteranos de las dos guerras o del reformismo autonomista, haya numerosos jóvenes procedentes de las filas de la Revolución o incorporados a su ideología, aptos para exigir un cambio y lo impongan en alguna medida, aunque sólo sea parcialmente.

La tercera década del siglo se inició con una vigorosa irrupción de las masas populares en la vida política y social del país. El dominio de los monopolios yanquis a las riquezas del país, las constantes intromisiones del gobierno estadounidense en la vida política, el desgaste de los gobiernos oligárquicos y la ruina económica y financiera, provocaron un sentimiento de frustración en importantes sectores de la sociedad cubana, los cuales buscan nuevas vías para solucionar los problemas.

Aparecen los jóvenes intelectuales- nacidos y crecidos en una época que había dejado atrás las luchas independentistas-, que emergían osados y deseosos de innovar, de probar fuerzas y de dejar atrás principios rectores obsoletos, porque moderna, inteligente y orgánicamente habían asumido sus deberes cívicos y se enmarcaban en una complejo contexto mundial (Barcia, 2013, pág. 4).

En este sentido es útil destacar la presencia de una sólida obra histórico-educativa en Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964), entendida como:

Los aportes que, en el campo de las ideas y de las acciones prácticas, desarrolló como historiador, las cuales se distinguen y sobresalen por su significación educativa. Esa significación se manifestó mediante la influencia que, desde su actividad como historiador, esa personalidad ejerció desde el punto de vista educativo, así como en los aportes que hizo al conocimiento, proyección y transformación revolucionaria de la realidad educacional (Quintero, 2016, pág. 4).

Entre los hechos fundamentales de la obra histórico-educativa de Emilio Roig de Leuchsenring merecen destacarse que en 1935 fue nombrado Historiador de la Ciudad de La Habana, cargo que desempeñó hasta su muerte. Desde los primeros momentos en esta responsabilidad se interesó por dar proyección popular a sus funciones. Por eso, inició la divulgación del conocimiento de la historia de Cuba, para lo cual concibió la publicación de obras claras, sencillas y de distribución gratuita sobre temas históricos diversos, agrupada en la colección Cuadernos de Historia Habanera, de la cual se publicaron 75 números (S/A, 2013).

Otra evidencia de su obra histórico-educativa fue la fundación de la Biblioteca Histórica Cubana y Americana en la Oficina del Historiador. Esta obra a favor de la cultura tomó como punto de partida la necesidad de fomentar el conocimiento de la historia cubana, mediante la socialización de importantes colecciones privadas que sus propietarios donaron con este fin.

En 1940 fundó la Comisión Nacional de Monumentos y Centros Históricos, canalizándose así su gran preocupación por preservar y dar a conocer la memoria del tesoro patrimonial y monumental de Cuba. En estos mismos empeños no se pude dejar de mencionar la labor de Emilio Roig desde los Congresos Nacionales de Historia. En el período comprendido entre 1942-1960 se celebraron en Cuba trece Congresos Nacionales de Historia caracterizados por una profunda cubanidad donde destacados intelectuales defendieron su valía académica, docente y patrimonial (Del Toro, 1989).

En los Congresos Nacionales de Historia se estableció una interconexión entre cultura, educación e identidad a favor del desarrollo social y humano que repercutió de manera positiva en los estudios históricos durante la república burguesa.

También en ellos se enjuició de forma crítica a la sociedad que les tocó vivir a los participantes.

Estos cónclaves también tuvieron como finalidad promover el mayor auge de los estudios históricos y alentar su cultivo; así como difundir el conocimiento de la historia más allá de los círculos de los especialistas hasta el pueblo, a fin de que el conocimiento llevase a la reafirmación permanente de la fe cubana en la evolución histórica de la nación y el estímulo del patriotismo como expresión genuina de la cultura, la educación y la identidad de los cubanos.

La presencia de Emilio Roig en estos eventos hizo posible la unión de voluntades diversas para lograr que se desarrollaran con la seriedad científica y la amplitud de criterios necesarios. Representó la tendencia más radical, frente a quiénes asumían posturas proimperialistas al analizarse el dilema de la independencia y de Cuba. La Intervención norteamericana en la Guerra del 95 fue un tema de gran importancia e interés en cada una de las sesiones; la postura de Emilio Roig siempre estuvo al lado de la tesis de que Cuba no debía su independencia a los Estados Unidos y en el Noveno Congreso Nacional de Historia presentó uno de sus más relevantes trabajos: Cuba No debe su independencia a los Estados Unidos (Roig E. , 1950).

Esta ponencia fue aprobada por unanimidad en el cónclave, que además recomendó al Ministro de Educación que se revisaran convenientemente los programas y textos de Historia de Cuba para que se en ellos apareciera claramente el hecho demostrado por Roig de Leuchsenring de que Cuba no debía su independencia a los Estados Unidos (Roig E. , 1951).

Como otra evidencia de su obra histórico-educativa puede mencionarse su intensa colaboración con las más prestigiosas publicaciones de la época. Fueron numerosos los artículos de Roig –de temas costumbristas, históricos, políticos, judiciales, educacionales- que aparecieron en periódicos y revistas como Cuba Contemporánea, La Discusión, El Fígaro, Carteles, Bohemia, Revista de Derecho y Social, entre otras.

Los libros publicados por Roig de Leuchsenring confirman igualmente la trascendencia de las investigaciones que realizó acerca de la historia cubana, que fueron conformando una extensa obra histórico- educativa. Entre estos se encuentran La Historia de la Enmienda Platt. Una interpretación de la realidad cubana (Roig E. , 1935), Hostos y Cuba (Roig E. , 1939), Banderas oficiales y revolucionarias de Cuba (Roig E. , 1950), La lucha cubana por la República, contra la anexión y la Enmienda Platt (Roig E. , 1952), Bolívar, el Congreso Interamericano de Panamá, en 1826, y la independencia de Cuba y Puerto Rico (Roig E. , 1956), La Guerra Libertadora Cubana de los Treinta Años (Roig E. , 1958) y La literatura costumbrista cubana de los siglos XVIII y XIX (Roig E. , 1962), entre muchos otros.

Según el investigador cubano Fernando Martínez Heredia: “Todas las generaciones que han entrado en la vida cívica cubana durante el siglo XX han tenido que vérselas con Martí. Cada una naturalmente, desde situaciones y condicionamientos diferentes” (2007, pág. 209).

Esta aseveración encuentra total respaldo cuando se estudia la influencia que ejerció José Martí en la vida y obra de Emilio Roig. El poeta y escritor Ángel Augier afirmó que: “fue Emilio Roig de los que primero advirtieron y difundieron el mensaje intransigente revolucionario de José Martí, frente a quienes pretendieron distorsionar la vida y obra de nuestro Apóstol” (1980, pág. 3).

Emilio Roig de Leuchsenring volvió los ojos a los grandes iluminados que dieron vida a una cubanidad mucho más real e indestructible que la que por aquellos años se enarbolaba. Y entre todos esos hombres sintió que ninguno estaba más cerca, que ninguno era más útil que José Martí. Su pensamiento partió siempre de Martí. Sus direcciones fueron martianas. De Martí tomó sus preferencias por los humildes y por los niños. De Martí arrancó su interpretación de nuestra historia y su vigilancia sobre nuestros destinos históricos (Roig, La República de Martí, 1958a).

Para estudiar la presencia del pensamiento martiano en las ideas educativas de Emilio Roig de Leuchsenring es imprescindible la consulta del artículo “Martí y la educación”, publicado en la revista Carteles el 16 de noviembre de 1952. En este trabajo señaló:

La educación es para Martí asunto capital al que vuelve incesantemente su pensamiento ya que a ella fía la formación de los fuertes, honrados e ilustres ciudadanos sin los cuales será mera apariencia, o más aún burla cruel, y no magnífica realidad viva, la República a cuya creación se ha consagrado (1952, pág. 5).

Martí, según analiza Roig, no se conformó con que los niños se instruyan en las letras, en las artes, en las ciencias, en la historia; quiere para los niños mucho más, los prepara para hombres y ciudadanos. Así en el artículo Tres héroes, les inculca, con el ejemplo de Bolívar, Hidalgo y San Martín, el culto férvido por la libertad y la justicia, por el decoro del hombre, por la dignidad de los pueblos. Emilio Roig dedicó un amplio espacio al análisis que, en dicho artículo, se realizó acerca del papel de los grandes héroes en contraposición con los traidores, villanos y dictadores; lo que sin lugar a dudas constituyó una denuncia y una crítica a la situación que por aquellos años se vivía en Cuba tras el establecimiento de la dictadura de Fulgencio Batista.

El legado martiano se evidenció también en los esfuerzos de Roig por contribuir al mejoramiento de la situación educacional del país. Es conocido su protagonismo en la campaña Por una Escuela Cubana en Cuba Libre, pero no se ha abundado lo suficiente en las propuestas de solución que elaboró en la década de los 50, cuando, ante el deterioro de la situación política, se agravaron los males educacionales. Estas propuestas quedaron recogidas en un libro que tuvo un título aleccionador: Males y vicios de Cuba republicana, sus causas y sus remedios (1959).

Las ideas formuladas aparecieron en el epígrafe "Nuestras instituciones de enseñanza despreciadas por politiqueros y desgobernantes. Pavoroso analfabetismo", y en las mismas se realizaron demandas tales como: la desburocratización del Ministerio de Educación; la designación del profesorado por oposición a todos los niveles; la cubanización de toda la enseñanza pública oficial y su liberación de todo sectarismo partidarista político y religioso; una jerarquización coordinada de la enseñanza, así como un proceso de inversión adecuada en el sector; no destinar dinero del Tesoro Público a las escuelas privadas y la fiscalización de los colegios privados por el Ministerio de Educación. Concluyeron estas opiniones con un llamado a extirpar total y definitivamente al analfabetismo y a convertir en realidad el lema: Por una Escuela Cubana en Cuba Libre (Roig E. , 1961).

Los elementos expuestos por Roig constituyeron una clara denuncia de la situación que presentaba el sector de la educación pública durante toda la República Burguesa y dan continuidad a una línea de pensamiento que estuvo presente en todo su accionar como Historiador de la Ciudad de La Habana, en los Congresos Nacionales de Historia y en todas las instituciones que con carácter educativo fundó y dirigió.

Otra faceta importante de la obra histórico-educativa de Roig fue su aporte al conocimiento de la vida y obra de grandes figuras de la historia de Cuba, destacados por sus aportes a la educación. En sus escritos sobresale la pasión por el conocimiento y divulgación de la obra de José A. Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, entre otros.

Al evocarlos (…) nos mueve el deseo de infundir, en aquellos de nuestros lectores que por estar dando ahora los primeros pasos en la vida o en la cultura, aún no se han acercado internamente a ellos, el deseo de ferviente de conocerlos mejor para amarlos más y para crecer a su semejanza; y en los que están ya familiarizados con sus personalidades excelsas, el ansia de renovar y ahondar ese conocimiento fecundo para convertirlo en verdadera familiaridad interior (Roig, 1964, pág. 213).

Otras figuras históricas que ejercieron una enorme influencia en Roig fueron Enrique José Varona y Manuel Sanguily. Un minucioso análisis de su obra historiográfica permite advertir la presencia del pensamiento de estos dos hombres como fuentes del conocimiento histórico y para el análisis del hecho, proceso u acontecimiento en cuestión. En la obra Males y Vicios de Cuba Republicana y sus Remedios, acápite: Los directores, no el pueblo, culpables de nuestros males políticos; se denuncian dichos males mediante el empleo de fragmentos de intervenciones, publicaciones y discursos de Sanguily y Varona. Sobre este último aseguró: “Miro -como Varona- a la Patria” (1961, pág. 91)

Emilio Roig se nucleó de los más selectos representantes de la cultura cubana del momento, lo que sin lugar a dudas también enriqueció a su personalidad y dejó impronta en su obra histórico educativa. Visitaba frecuentemente el bufete de Fernando Ortiz y de José Antolín del Cueto, tuvo una amistad grande con Alejo Carpentier. En los actos de premiación del concurso de poseías dedicadas al Palacio Municipal (creado por el propio Roig en 1937), se produjo la comunicación con Augier y con otros hombres de la cultura como José Zacarías Tallet. En la Oficina del Historiador cada semana se reunían prestigiosos historiadores como: Enrique Gay Calbó; José Luciano Franco; Hortensia Pichardo y su esposo Fernando Portuondo, quienes también ejercían el magisterio en el entonces Instituto de Segunda Enseñanza de La Víbora. Grandes personalidades del ámbito internacional también fueron recibidas por Roig, tales como Federico García Lorca y Ramón del Valle Inclán a su llegada a La Habana.

Por la riqueza de las influencias recibidas, así como de la reinterpretación de las mismas en las nuevas circunstancias históricas es que:

Cuando funda la Oficina del Historiador la crea con un sentido moderno. No va a ser ese viejo abogado o intelectual que en muchas ciudades es como el historiador que todo lo sabe y está ahí para toda la vida. Él lo estuvo, pero lo más importante es que le dio a su obra un sentido contemporáneo, de avanzada (Leal, 2014).

CONCLUSIONES

Las raíces nacionales del pensamiento democrático y progresista cubano durante la república burguesa hay que buscarlas en la obra teórica y práctica de hombres de amplia cultura, quienes se valieron de las más diversas vías para promover sus ideas. El estudio y análisis de la obra de Emilio Roig confirma su trascendencia en la cultura nacional, en la que resalta la preocupación por la educación de los ciudadanos para interactuar con la rica herencia de tradiciones culturales, patrióticas y progresistas, heredadas del pensamiento revolucionario e independentista del siglo XIX.

La obra histórico-educativa de Emilio Roig tiene un gran significado en la formación patriótica y amtimperialista de diferentes generaciones de cubanos,condición esta que se sustenta en un acusioso estudio de la historia nacional y de la labor de los fundadores, especialmemte de la vida y obra de José Martí; en la fundación de instituciones de carácter histórico y educativo que contribuyeron a atesorar y difundir las mejores tradiciones del pensamiento cubano y en el vínculo que mantuvo con los más selectos representantes de la cultura cubana del momento a través de la Oficina del Historiador de La Habana, así como en su participación activa en eventos de gran relevancia como los Congresos Nacionales de Historia.

Su contribución a la educación cubana se revela a la luz de la comprensión de la educación como fenómeno social que ha tenido una gran influencia en la conformación de la identidad nacional, así como en la importancia de la labor histórico educativa desempeñada por Emilio Roig de Leuchsenring para la formación y superación de profesionales de las ciencias sociales y humanísticas en general.

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